La fotógrafa estadounidense Annie Leibovitz es una de las fotógrafas más influyentes del siglo XX. En su juventud combinó sus estudios de pintura en el San Francisco Art Institute con clases de fotografía por las noches. En 1970 empezó a trabajar para la revista Rolling Stone. Entre varios de sus proyectos, se encargó de cubrir una de las giras de la conocida banda de rock y se convirtió en jefa del departamento de fotografía de la revista. Posteriormente, trabajó en la revista Vanity Fair fotografiando a grandes estrellas de Hollywood y realizó editoriales para otras revistas reconocidas del mundo de la moda.

 

Hace unos años visité una exposición de fotografía en Madrid dedicada a Annie Leibovitz en la que además de exhibirse sus mejores piezas, se proyectaba un documental sobre su trayectoria. Considero que podemos encontrar tres estilos de instantáneas en las que de cada uno hay algo que me fascina. De la época de Rolling Stone, la forma en la que Leibovitz se implicaba en las situaciones para poder plasmar hasta el último detalle. En el mismo documental, la fotógrafa comenta que tuvo que ingresar en un centro de desintoxicación tras la gira con los Rollings. De los retratos de Hollywood, la historias que hay detrás de cada fotografía en las que ningún elemento o pose del personaje se disponen por azar. Por último, me impactaron mucho sus fotografías de la guerra de Sarajevo y las familiares, en las que Annie Levobitz siente la necesidad de capturar hasta el momento de la muerte de su pareja Susan Sontag.